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No todo es digital

Mucho se dice de la necesidad latente e imperiosa de digitalizar las prácticas profesionales, y pareciera que esta es una obligación de las nuevas generaciones, de los nativos digitales. Tal creencia ha colocado sobre los hombros de éstos la falsa creencia de que tienen que ser expertos en el cortísimo plazo, siendo esto razonablemente imposible, pues nadie se hace experto en área determinada del conocimiento con poca instrucción profesional y académica y, tanto menos pocos años de experiencia.


La experticia viene de la práctica continua y reiterada con los años; en la que el profesional en formación constante no solo sigue el sendero del estudio y la actualización profesional sino que además ejerce su carrera en un sinfín de casos y clientes que por diversos y únicos le otorgan a éste una agilidad profesional que, casi de modo intuitivo, lo coloca en el pedestal de experto pues soluciona problemas de modo eficiente, eficaz y con ahorro importante en horas/hombre; ahorro de tiempo que es inversamente proporcional al monto de sus honorarios.


Ahora bien, la transformación digital facilita, mejora la gestión y globaliza el ejercicio profesional pero no acorta el tiempo para que cada uno en el ámbito de su profesión se haga experto; pues la experticia es un proceso humano que viene de la práctica reiterada en el tiempo y no hay tecnología, hasta ahora, que pueda sintetizar años de experiencia en capsulas blandas.


Por tanto, si bien las nuevas generaciones tienen a su favor el manejo casi intuitivo de las nuevas tecnologías, tienen como desventaja la falta de experiencia que no puede ser proporcionada por las 3 primeras entradas de Google sobre un tema en particular.


En efecto, la presión del alcance orgánico y la generación de contenidos de valor con el fin de impactar a audiencias ha impulsado a las nuevas generaciones ha exponerse como “expertos” ante las Redes Sociales y a hablar con propiedad sobre temas que medianamente dominan. Esto ha traído grandes conflictos de credibilidad, pues en el ámbito profesional no hay tal cosa como la experticia espontanea, es más, ni siquiera el estudio de cursos, diplomados o programas de 4to nivel o especializaciones pueden otorgar por sí solos una certificación como experto, aun y cuando son imprescindibles para que, combinados con el ejercicio continuado de la profesión, se coloque al profesional en la categoría máxima; experto en_______.


Así las cosas, si bien todo pareciera ir más rápido en todos los ámbitos, desde lo tecnológico a lo digital, no hay atajos para la experticia profesional, salvo uno, del cual hablaremos líneas abajo. Sin duda se puede ser excelente en el desarrollo de la actividad profesional se sea experto o no, pues el estudio con ahínco, la responsabilidad y la seriedad para abordar un tema profesional pueden ser cualidades profesionales propias de cualquiera que ejerza su oficio con pasión y respeto; pero no se debe confundir con el mérito propio de aquellos que son expertos.


Aclarado el punto, estamos ante dos fenómenos, el primero, el novel profesional con grandes capacidades digitales, que obligado por las circunstancias que el mundo digital le impone, ha de forjar credibilidad, sobre la base de la generación de contenidos de valor (generalmente tomado de RRSS y Google), que exhibe con la propiedad que solo los expertos tienen, y que tristemente aún no han logrado (lo que paradójicamente reduce la confianza profesional de quien consume su contenido) y, el segundo, una gran cantidad de verdaderos expertos que por no tener las capacidades digitales no logran el alcance e impacto frente a una masa crítica de consumidores que esperan por sus conocimientos sólidos llenos de experiencia.


De aquí que es importante, mientras el profesional se desarrolla como experto, ejercer su profesión con profundidad de conocimiento y excelencia en el servicio, pues puede ser más válida esta combinación (profundidad de conocimiento y excelencia en el servicio) que experticia y ego profesional. Al que camina en el sendero de convertirse en experto se le nota, tanto como a aquel que tiene un mar de conocimiento con un dedo de profundidad.


De este modo, el profesional que teniendo un mar de conocimiento con un dedo de profundidad (lo que llamo “Google Professionals”) que pueda lograr gran alcance en la primera etapa del Funnel de Mercadeo (TOFU) indefectiblemente perderá capacidad de impacto y conversión a ventas en las etapas subsecuentes MOFU y BOFU; pues no es lo mismo vender productos que servicios profesionales.


Por tanto, la oferta de servicios profesionales se decanta en tres patrones, novato, pro y experto, el novato que en el camino de llegar a ser un verdadero pro debe invertir tiempo para capitalizar una cartera de clientes que deje 100% satisfechos, el Pro que si bien capitaliza una cartera de clientes pues tiene el conocimiento, la preparación y el ahínco, está bajo presión máxima pues debe dominar todas las áreas propias de las herramientas digitales o pagar por su gestión, y tenemos usualmente a los expertos que bien pueden dominar el ámbito de su profesión pero carecen en gran medida del dominio de herramientas digitales que le permitan llegar a potenciales clientes, capitalizarlos y mantenerlos 100% online.


Ya sabemos que el Pro, vuela solo, pero ¿qué hacemos con el Rookie y el Experto?


Nos encontramos ante una gran paradoja, pues, por una parte, tenemos al consumidor de servicios profesionales joven que usa medios digitales que, necesita de un buen profesional que solucione sus requerimientos y; por la otra, tenemos al potencial proveedor de servicios que siendo experto no consigue dominar las herramientas digitales que lo promocionen, exhiban y faciliten su contratación 100% digital pudiendo satisfacer esa demanda; quedando la oferta y demanda digital de servicios profesionales en manos del Rookie que domina las herramientas digitales pero que no tiene el nivel aun, y el Pro que domina la escena, dejando por fuera al experto.


Entonces, qué soluciones pueden proponerse, la primera y más obvia, son las Alianzas Profesionales entre Rookies y Expertos, con lo cual se estrecha la brecha generacional en una simbiosis en las que los más hábiles a nivel digital (en el manejo de RRSS, por ejemplo) trabajan de la mano con expertos que tienen todas las ganas y la capacidad de renovar su experiencia frente a una comunidad de clientes que debe ser no solo alcanzada sino impactada en positivo, esta primera propuesta tiene un triple beneficio, el más obvio, la procura de soluciones de alta calidad a un mayor número de personas, le sigue, la inserción de expertos al mercado online de servicios profesionales, le sigue el aumento de la confianza profesional y la credibilidad para el Rookie y, finalmente, el más importante, el cual no es otra cosa que la mentoría que estos expertos pueden procurarle a sus intermediarios digitales, les reducirá drásticamente el camino a convertirles en verdaderos expertos pues, si bien la digitalización no acorta los tiempos para volverse experto, la mentoría producto de alianzas sí lo logrará, pues compartir la experiencia desde ámbitos cercanos, es un medio para forjar expertos.


La segunda, es habilitar medios que ofrezcan servicios digitales de intermediación y gestión profesional, fáciles, intuitivos e inclusivos (es decir, que premie la experiencia por encima de las habilidades digitales) para que los expertos puedan libremente ofrecer, promocionar y vender sus servicios profesionales 100% online y gozar de privilegios por reconocimiento a ese nivel.


En el claro avance de la transformación digital masiva y acelerada, las alianzas entre principiantes y expertos pueden resultar poderosísimas para ambos, siempre que sean para el mutuo crecimiento profesional y económico de las partes.


Respecto a los “Pro” tienen lo mejor de los dos mundos, pueden tener dobles alianzas, hacia abajo con principiantes ávidos de conocimientos y espíritu de trabajo y hacia arriba, con expertos que pueden brindar valor agregado al producto y servicio, eso sí, solo lograrán en la medida en que decidan entender que aliarse es tan necesario como digitalizarse.


En conclusión, al que es mediocre se le nota, pues un mar de conocimiento con un dedo de profundidad solo dura 5 pasos hacia adelante, el “principiante” debe aspirar y trabajar por llegar a ser un “Pro” con estudio, trabajo y ahínco, a su vez, buscar alianzas que le permitan tener el beneficio de aprender de modo acelerado sobre la base de la experiencia de un mentor; el “Pro” debe luchar por mantener el nivel de excelencia con la doble exigencia de dominar tanto el área profesional cuanto el ámbito digital que impulsa su carrera, al tiempo que se hace un experto, y el “experto”, si bien tiene ventaja en lo profesional debe sin temor: 1.- adentrarse en el mundo digital y, 2.- buscar alianzas claves con noveles que suplan sus deficiencias naturales a cambio de conocimiento y experiencia, fungir con gusto de mentor de las nuevas generaciones.


Como ven, no todo es digital, esto es solo un medio, lo que sucede fuera del ámbito digital es lo que realmente crea una verdadera transformación…


Ramón Burgos Irazábal


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